Más allá de los arcos blancos y de un exuberante jardín, se encuentra el reino de la fantasía. Decir que el diseñador de interiores y estilista Erick Millán es un maestro de los espacios audaces y los colores vibrantes es casi un eufemismo. Un estilo ecléctico y exagerado, "mi lema es más es más ", dice mientras nos recibe en su estudio repleto de detalles, objetos y decoraciones coloridas que llenan cada rincón del interior.
Erick Millán , arquitecto, después de vivir en Los Ángeles durante catorce años, decidió volver a su tierra natal, México, con el deseo de agitar el panorama del diseño mexicano manteniendo las tradiciones locales. "Al principio, volver a México fue casi un shock . Desde el punto de vista profesional fue muy difícil, es un entorno totalmente diferente al de Estados Unidos. Abrí mi estudio hace 4 años y decidí experimentar, redescubriendo mi cultura pero también incorporando la innovación y la contemporaneidad. Estar fuera tanto tiempo me ha ayudado a abrazar la tradición y la historia mexicanas de una manera más auténtica", dice el diseñador.
Para crear esta jungla ecléctica y maximalista, el diseñador se inspiró en "la libertad de color que existe en los mercados de la ciudad aquí en México", continúa. "La variedad de texturas, materiales, formas, no tiene reglas. Me gusta perderme y dejarme guiar por mis sentidos: el olfato, la vista, el gusto, el tacto, el oído". Pero a pesar de su carácter lúdico y despreocupado, Erick nos cuenta cómo su proyecto no fue comprendido inicialmente. "Aquí en México somos una cultura muy colorida, pero la mayoría de los proyectos de interiores son neutros, estériles. Nada más volver, lo primero que me pregunté fue: "¿Por qué no usamos el color?". Cuando empecé a compartir mi idea, todo el mundo se asustó un poco porque pensaba que iba a convertir el concepto en una piñata kitsch . Demasiado color, demasiada exageración, tuve que luchar para que mis intenciones se entendieran. Quería diseñar fuera de la caja, lo que ven es una exploración de mi mundo".
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Un poco como Pedro Friedeberg, un poco como Salvador Dalí, Millán crea ambientes surrealistas que rozan la abstracción, salpicados por objetos de diseño y piezas de arte de personalidades creativas locales que recuerdan el arte popular mesoamericano. "Las paredes fueron diseñadas por Lucas Ryse, un buen amigo mío que aceptó inmediatamente mi propuesta con entusiasmo. Nos divertimos mucho, fue una forma de explorar el diseño como juego, creo que debería ser un aspecto fundamental de mi trabajo. Evocar, expresar algo nuevo, seducir. Hoy en día queremos interactuar con los espacios, no solo admirarlos. De hecho muchos de mis proyectos son extremadamente instagrameables; la gente está fascinada por lo que creo. Esta ha sido también mi suerte: gracias a las redes sociales he podido traspasar las fronteras de mi país y ser apreciado en el extranjero", dice Erick con diversión.
Un espacio que llama la atención no solo por su estética, sino también por su capacidad de suscitar emociones, declarando en voz alta su deseo de expresar una creatividad total y sin límites. "Para mí, el diseño tiene un aspecto muy espiritual, que evoca sentimientos a través del color. Para mí, el color es una cura que alivia el dolor psicológico. Empecé este proyecto al principio de la pandemia, centrarme en algo propio me ha ayudado mucho. Mi objetivo es comunicar esta energía al mundo", concluye el diseñador.
Artículo publicado originalmente en AD Italia.