Vanessa Hudgens tiene una tradición: "Cuando estoy en Los Ángeles, la primera noche que llego a casa me doy un baño", dice la actriz. Se trata de una inmersión literal y figurada en el santuario que se ha creado en Los Feliz, un barrio verde en la ladera de una colina adyacente a Hollywood Hills. Pasó cinco años buscando la casa colonial georgiana a la que ahora llama hogar: "Había muchas cosas que me llamaban la atención", dice. "Cuando crucé la puerta y vi esta casa cubierta de hiedra, rodeada de olivos, fue como si me hubiera transportado a Francia o Italia. Me pareció una escapada".
La historia de la casa la atrajo aun más. Llamada la Pequeña DeMille, fue construida por el director Cecile B. DeMille en 1922, supuestamente para su amante. Antes de Hudgens, fue propiedad del actor Gary Oldman, quien colocó pisos de roble francés del siglo XVIII. "Quería una casa antigua", dice Hudgens. "Para mí, hay algo muy romántico en eso, una casa con carácter y peculiaridades. Me encantan los elementos del viejo Hollywood: las rejillas de ventilación Art Déco, el candelabro sobre la escalera, el patio que parece un parque".
Tras comprar la casa en 2018, Hudgens contrató al diseñador de interiores Jake Arnold para remodelar la suite principal. Ella misma se encargó de renovar la cocina durante la pandemia. "Pensé, ¿por qué no?", dice. "Conseguí mármol nuevo, pinté los gabinetes, conseguí nuevas perillas y tiradores de cajones; realmente quería latón. Mi amiga Ashley Tisdale" —de la serie de películas High School Musical , que también protagoniza Hudgens — "se dedica al diseño de interiores y me aconsejó sobre dónde comprar todo".
Hudgens creía saber lo que quería hacer con el salón. "Al principio tenía la idea de que fuera muy blanco y monocromático", dice, "y pedí un enorme sofá de lino blanco en RH". Llegó. No funcionó. "Fui a una tienda vintage y encontré este sofá de mohair rosa del que me enamoré". Nuevo plan: "Bueno, vamos a optar por colores femeninos suaves'. Quería que la casa fuera súper femenina, que celebrara los cuerpos de las mujeres, que fuera una especie de palacio femenino. El sofá juega con eso".
El homenaje a la mística femenina continúa en el exterior. Hudgens contrató a la artista Carly Kuhn, conocida como la Cartorialista, para que pintara un sinuoso mural de rostros en la pared que rodea la alberca: "Quería añadir un poco de mí en el patio trasero", dice Hudgens. Una mesa larga acoge las cenas al aire libre, que a veces incluyen los productos más locales: "Tengo dos enormes árboles de toronja que producen toronjas enormes, no tan grandes como mi cabeza, pero casi", comenta Hudgens. También en la parte trasera, Hudgens disfruta de un abundante aguacate: "Hacemos un guacamole increíble", presume. Una noche ideal implica las risas de los amigos, las baladas de Edith Piaf, velas parpadeantes y la jefa de la casa sumergida, en algún momento, en su lugar favorito para empaparse de todo.
"Jake llegó con un par de sugerencias para la cama y el baño principal, pero por alguna razón, me incliné por el ambiente de la cueva", recuerda Hudgens. "Me enamoré de la idea de sentarme en esta profunda bañera de cerámica con las ventanas abiertas escuchando la música francesa de fuera a través de las ventanas, viendo los candelabros arder". La actriz protagoniza el próximo debut como director de Lin Manuel Miranda en Tick, Tick… Boom! "Es agradable saber que cuando llegue a casa, tendré un baño esperándome", dice. "Siempre saboreo ese primer remojón".
Artículo publicado originalmente en AD USA.
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