Mantener limpio y ordenado el hogar es una de las tareas más complicadas a realizar y ocasionalmente llegamos a posponer esta actividad y preferimos enfocarnos en cosas como el trabajo, la escuela y la familia y no nos percatamos de nuestro entorno y que tan ordenado o desordenado se encuentran los espacios del hogar. No darse cuenta de ello puede dar indicios de desarrollar un hábito , y este desorden no solo afecta de forma exterior, sino que también afecta interiormente a través del estado de ánimo, la alimentación y el desempeño en nuestras actividades.
El exterior refleja también nuestro estado interior
Vivir en el desorden y no darse cuenta de ello es muy común , pues si eres una persona desordenada, es fácil que te hayas acostumbrado a no identificar el desorden . La pereza y la falta de tiempo son algunas de las razones por la cual se posponen las tareas del hogar y si vas dejando en cualquier lugar o acumulando las cosas que has usado recientemente, te falta concentración y haces demasiadas cosas a la vez .
Lavar los platos:
Si eres de esas personas que lo justifica con « los lavo después » o prefieres hacerlo al final, o te gusta hacerlo por las noches sólo provocará que no tengas ganas de hacerlo posponiéndolo una vez más .Por ello, los platos se cumulan y es mucho más difícil deshacerse del desorden .
Dejar la cama sin hacer por varios días:
Incluso te has olvidado de cambiar las sábanas y las fundas de las almohadas y sientes que no descansas adecuadamente, ya que no es un espacio que cumpla con su función para relajarse. Procura mantener tu cama arreglada y limpia para conseguir un descanso agradable.
No invitas a tus amigos a tu casa:
Evitas tener visitas en tu casa porque, en el fondo sabes que no está ordenada y no luce "presentable" para las visitas y solo realizas limpiezas de emergencia cada vez que alguien llega de improviso o tocan a la puerta.
Olvidas la función de las cosas:
Comienzas a usar partes de tu casa para otro propósito que no era el original , como colgar la ropa en las sillas , usar la mesa del comedor solo para acumular papeles, los cajones para guardar cosas que ya no usas, colocar documentos importantes bajo la cama o algo peor como usar el baño como invernadero, la terraza como comedor o la coina como oficina, etc.
Tu auto una extensión de tu closet
No puedes llevar a nadie en el asiento trasero porque está lleno de ropa, bolsas, incluso zapatos, conviertes tu coche en una casa rodante por todas las cosas que “necesitas por si acaso”.
Siempre llegas tarde:
Lo tuyo no es la puntualidad, porque antes de salir tienes que volver varias veces por cosas que olvidaste, o en ocasiones ya en camino tienes que regresar. El reloj no es tu mejor aliado o por lo menos, no lo recuerdas constantemente.
Lavas tu ropa hasta que ya no tienes que ponerte:
Solo recuerdas la existencia de la lavadora hasta que tu armario está vacío , olvidas lavar por semanas y sólo lo haces cuando tu cesto de la ropa sucia está lleno .
Haces actividades en otro sitio:
Realizas actividades fuera del lugar convencional, como comer en la cama en lugar del comedor, trabajar en el sillón en lugar de en el escritorio , dormir en un sofá o utilizar la terraza como bodega.
Acumulas objetos:
A veces, inconscientemente , guardas objetos: desde las cuentas por pagar o facturas vencidas por meses, hasta ropa que “algún día te pondrás”. También los objetos que te regalaron y que conservas por si algún día podrían servirte o hasta cosas rotas nunca faltan en tus anaqueles.
Comes a destiempo:
A veces olvidas desayunar o se te pasa la hora de la comida , es por eso que juntas las comidas y tus hábitos son muy diferentes entre sí. No comes, consumes más alimentos u optas por comida chatarra, así como por bebidas que no son buenas para tu salud.
Un paso hacia el orden:
Si te identificaste con alguno de los puntos, poco a poco podrás ir cambiando esos hábitos con estas sugerencias: